Este año se cumplen 70 años del primer concurso de muñecos de capea celebrado en 1954 y convocado por Muebles Monteagudo. Este concurso es anterior a la creación de las peñas sanroqueras actuales y constituye un evento de carácter único y diferenciador de nuestra fiestas, fue ideado por una persona que con su creatividad y pasión por las tradiciones, dio vida al primer concurso de muñecos de capea en 1954. Su innovadora idea ha trascendido el tiempo enriqueciendo nuestra cultura festiva. Hoy, su memoria sigue viva en cada figura que se lleva a la plaza y en cada sonrisa que despiertan. Sirvan estas palabras como pequeño y tardío homenaje a Vicente Monteagudo Freixa, por su inestimable contribución a las fiestas de San Roque y por inspirar a varias generaciones a mantener viva la llama de la innovación y la tradición.

En los años anteriores al concurso, ya se llevaban muñecos a la plaza el día de las vaquillas de manera personal y como divertimento. Esta tradición, que solo se conserva en nuestra ciudad, tiene su origen en los dominguillos, que eran unos odres hinchados y lastrados con plomo a los que se vestía y se lanzaban a los toros, funcionando como tentetiesos ante las embestidas causando gran regocijo entre el público. Existen varios grabados que reflejan su uso desde el siglo XVII, era ésta una actividad muy común en la antigua tauromaquia y que fue perdiendo presencia con la institución de las reglas modernas del toreo, conservándose alguna reseña de su uso en novilladas hasta mediados del siglo XIX. El uso de muñecos como divertimento podemos verlo en El Pelele de Goya, muchas veces como crítica hacia las autoridades. El origen de esta actividad es remotísimo, era común entre los romanos, que echaban a los toros peleles rellenos de paja, tal como se nombran en un epigrama del libro De los espectáculos, obra de un tal Marco Valerio Marcial, poeta de Bílbilis y Roma y que nos cierra un círculo con origen y final en nuestra ciudad de mas de 2000 años, dejándonos un herencia singular y única que debemos reivindicar con orgullo.

Muebles Monteagudo organizó el concurso a su costa hasta que en 1971 Interpeñas se hizo cargo del mismo. Ya en las primeras bases se recoge que los muñecos deberán estar construídos con materiales que no causen daño al ganado, siendo pioneros en el respeto al animal. El recuperar el desfile conjunto de todas las peñas con los muñecos hasta la plaza ha añadido mayor vistosidad al acto y esperamos que se mantenga. Los muñecos de capea son el primer aviso de la inmediatez de las fiestas, siendo visitada su exposición por gran cantidad de público, provocando sonrisas y sorpresa, sobre todo en la parte infantil. También es tradición entre el público de las vaquillas el obtener restos de los muñecos a modo de reliquias que hay quien las conserva durante años y que culmina con la invasión juvenil del ruedo al finalizar las vaquillas en la busqueda del mejor resto.

Debemos mantener e incluso aumentar esta tradición y para ello animamos a todos que han tenido alguna vez una idea de muñeco a que se animen a construirlo y mostrar su creatividad.

Con esa idea de animar a la participación, se ha llevado a cabo un año más el taller de construcción de muñecos de capea, es el cuarto año que se realiza esta actividad en la que han participado varias personas con un amplio abanico de edades, desde niños de 8 años hasta mayores de 50 y que han mostrado su creatividad. Esperamos que la participación en el concurso estos próximos años sea multitudinaria y que no sea extraordinario el superar los veinte participantes.